99 AÑOS DE LA MUERTE DE JOSELITO “EL GALLO” EN TALAVERA

Hoy 16 de Mayo se conmemora la muerte del que dicen, has ido el mejor torero de la historia. José Gómez Ortega, llamado también Gallito III y más tarde Joselito, nació el 8 de Mayo de 1895 en la localidad sevillana de Gelves, en la Huerta de El Algarrobo, y falleció  el 16 de Mayo de 1920 en la plaza de toros de Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina.

Niño prodigio del toreo, considerado por muchos el torero más completo de la historia, protagonizó junto a Juan Belmonte,  con el que mantuvo una rivalidad legendaria, la llamada Edad de Oro del toreo durante la década de 1910. Su muerte prematura e inesperada en Talavera, en la cúspide de su éxito, no hizo sino engrandecer su leyenda como gran maestro de la vieja lidia y transición definitiva hacia el toreo moderno.

LOS INICIOS

Hijo, hermano y nieto de toreros, de la famosa dinastía de los Gallo, fue considerado en su época un niño prodigio del toreo. Los ganaderos se lo disputaban para los tentaderos. Antes de cumplir 13 años mató un eral y se le impidió matar otro que se consideraba ya muy desarrollado para la edad del niño. Se cuenta que lloró de rabia porque se sentía seguro de poder cumplir con este segundo astado.

Debutó el 13 de junio de 1908 con menos de 13 años de edad, en Jerez de la Frontera, y de inmediato impactó por su estilo, capacidad de manejo de las dificultades de la lidia y su capacidad de entender las virtudes o limitaciones de los toros que le correspondiesen.

Corte de torero largo en su trazo, poderoso y dominador de todas las suertes, se le consideraba muy capaz con el capote, facultad esta última que continuó mejorando a lo largo de su carrera. Así le describe la enciclopedia de la tauromaquia firmada por Cossío: “Banderillero de facultades prodigiosas, con una muleta que imponía condiciones a los ejemplares y un matador fácil por su efectividad. Torero completo de los pies a la cabeza”.

Su trayectoria de novillero fue meteórica. El 14 de mayo de 1911, por resultar herido Limeño, tuvo que lidiar seis novillos del hierro de Salas.​ Su mejor año en 1912,, cuando debutó en Madrid el 13 de junio, en una corrida de toros en los que dejó pasmados a todos por su competencia lidiadora. Ese mismo año lo hizo en Sevilla, el 23 de junio. En los dos importantes escenarios alcanzó alturas insospechadas, causando sensación.

LA JUVENTUD CON LA MADUREZ

El gran torero tomó la alternativa con 17 años el 28 de septiembre de 1912 de manos de su hermano Rafael Gómez El Gallo, el Divino Calvo. El toro del doctorado se llamó Caballero y pertenecía al hierro de Moreno Santamaría.

Su confirmación en Madrid ese mismo año, el 1 de octubre. También su hermano le cedió los trastos al joven Joselito para que matase al burel bautizado como Ciervo de la ganadería del Duque de Veragua.

Hubo temporadas como las de 1914 y 1917, en que la fiesta brilló intensamente y floreció entonces lo que los aficionados taurinos han llamado la edad de oro del toreo. Se convirtieron en esta época Sevilla y Madrid en los escenarios determinantes de las contiendas de Joselito y Belmonte por la atracción que las mismas generaba.

En su intensa trayectoria Joselito inmortalizó una serie de toros que se recuerdan todavía como lecciones de buen torear, como al toro Almendrito en Sevilla, mismo escenario en la que inmortalizó al burel Napoleón. Así también el 30 de septiembre de 1915, en una de las muchas encerronas en solitario que protagonizó, se le concedió por vez primera en la Real maestranza de Sevilla,  y tras una inigualable faena, la oreja del toro Cantinero de Santa Coloma, inaugurándose así dicha costumbre, en parte por el recuerdo de su magistral actuación el día anterior ante un toro de Miura. Sentó un precedente que se sigue mencionando hasta la fecha.

Fue el primer diestro de la historia en superar la barrera de los cien festejos por temporada, gesta que logró en las de 1915, 1916 y 1917, con 102, 105 y 103 festejos estoqueados respectivamente.

Bajó un poco su actividad en 1918 debido, principalmente, a una cornada que le infiriese un toro en Zaragoza. La temporada de 1920 la inició en la Real Maestranza el 4 de abril. Después fue a Madrid, en una de las pocas tardes en que no tuvo suerte.

MUERTE EN TALAVERA

La tarde del 16 de mayo de 1920 no figuraba Joselito en el cartel programado en Talavera de la Reina. El cartel original lo integraban Rafael Gómez El Gallo, Ignacio Sánchez Mejías. Joselito, enojado por lo que consideraba un trato ingrato por parte de la afición madrileña, había roto su contrato para torear ese mismo día en Madrid. Fue incluido a última hora para el festejo talaverano, en un mano a mano con su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, en una corrida apadrinada y organizada por su amigo el gran crítico taurino talaverano Gregorio Corrochano. El quinto toro, Bailaor, de la ganadería de la señora viuda de Ortega, que pastó en la conocida finca de la familia de Santa Aapolonia, toro pequeño y burriciego y que sólo veía de lejos, lo embistió, causándole una cornada en el vientre que le produjo la muerte instantánea.

En el medio taurino, acostumbrado entonces a los rumores sobre las falsas cogidas, reinó el desconcierto y luego la estupefacción al conocerse la noticia de que un toro había matado a Joselito el Gallo en Talavera , ya que era considerado entonces un monstruo sagrado y genio de la fiesta. Su relevancia quedó ilustrada en el pésame que enviase el gran torero cordobés, ya retirado, Rafael Guerra Guerrita,  a su hermano Rafael Gómez: “Impresionadísimo y con verdadero sentimiento te envío mi más sentido pésame. ¡Se acabaron los toros!”

Desde aquel 16 de Mayo, es costumbre interpretar en las plazas de toros de todo el mundo en cada aniversario, el pasodoble Gallito, que aunque se compuso originalmente en honor de su hermano mayor, se interpreta siempre que ese día coincide con un festejo taurino. c

Joselito se encuentra enterrado en el cementerio de San Fernando de Sevilla, donde tiene un mausoleo financiado por suscripción popular y realizado por el escultor valenciano Mariano Benlliure.

Todos los 16 de mayo, en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, las cuadrillas hacen el paseíllo desmonterados, con la montera en la mano, guardando un respetuoso minuto de silencio en recuerdo a la muerte de Jose Gomez Ortega, Joselito.

Talavera prepara ya lo que será el centenario de la muerte del insigne genio torero, en lo que se supone el gran homenaje de la ciudad que le vio morir, y por lo que también se la conoce mundialmente.