ADIÓS A UN GRAN PERIODISTA, GUSTAVO ADOLFO MUÑOZ GIL

Talavera de la Reina 4 de febrero de 2021

Jesús Olmedo

Un golpe tan grande como su altura en todos los sentidos. Así lo hemos recibido en la redacción de LA UN1CAFM, la que también era un poco de Adolfo, ya que los inicios de este medio de comunicación se los debemos en parte al periodista que nos enseñó e inoculó a principios de los 80 el amor a la prensa. Siempre emprendedor de empresas de periodismo y comunicación, este 3 de febrero Gustavo Adolfo Muñoz fallecía en su tierra, Talavera de la Reina a los 62 años, tras sufrir largo tiempo una dura enfermedad.

Gustavo Adolfo, hijo del conocido médico D. José Luis Muñoz, no siguió la estela familiar de dedicarse a la salud, sino de dedicarse a la sociedad para informarla. Era su auténtica vocación a sabiendas que de esto no se hace uno millonario. Pero su empeño, pasión y amor a las letras y a las noticias le llevó poco después de acabar la carrera a dedicarse de lleno pasando a ser redactor del legendario diario El Alcázar en su edición de Talavera, donde entró a formar parte de la mano de otro inolvidable maestro de periodistas como fue Santiago Sanguino.

Tras la jubilación de Sanguino se queda como delegado del periódico hasta su desaparición. Nunca le faltó trabajo. Cuando los medios desgraciadamente se apagaban, él encendía una idea como tantos años encendió sus cigarros Habanos al lado de una Olivetti Lettera. De ese ímpetu nació El Mundo Comarcal, un semanario que tuvo una presencia destacada en la prensa local de Talavera, y que contaba entre sus firmas a veteranos plumillas y colaboradores que Adolfo aglutinó en torno a un medio siempre directo, ácido, incómodo y con vocación de defensa de lo local.

Adolfo Muñoz deja miles de crónicas, noticias, pensamientos hechos columnas, titulares y opiniones en medios escritos donde trabajó y colaboró como el desaparecido diario Ya, La Voz de Talavera de la que fue director, o el diario ABC del que también fue delegado en Talavera. Su incursión en la radio le llevó a dirigir los informativos de Onda Cero Talavera, donde compartimos buenos años de radio y amistad de siempre, y en su última etapa a colaborar en diversas publicaciones como El Digital Castilla-La Mancha, donde eran un referente sus columnas de opinión, verdaderas piezas de museo.

A Gustavo, a Adolfo como en esta casa le llamábamos desde la adolescencia, cuando soñábamos junto a su inseparable amigo de toda la vida, también tristemente de forma temprana desaparecido Jesús Javier Rodríguez, JJ, sólo le movía ser periodista para defender a la tierra que le vio nacer y crecer. Se va uno de los grandes defensores de una ciudad y una comarca a la que dedicó gran parte de sus crónicas, artículos y desvelos.

La vida cultural de la ciudad pierde también a un pilar que servía de altavoz para las actividades que programaba la Galería de Arte Cerdán, su otra casa, la de su Manolo y Sara Cerdán, donde el arte, la pintura, la poesía, la insigne tertulia taurina y la buena conversación hacen de ese lugar un pequeño tesoro al que Gustavo Adolfo mimó con cariño y respeto.

Muñoz también bregó para unir a los periodistas y profesionales de la comunicación en la añorada AIT, Agrupación de Informadores de Talavera, precursora de los ilustres premios Cardo y Laurel que cada mes premiaban la solvencia o incongruencia con los de las prensa de los diversos protagonistas de la política y la actualidad, que con mucho gusto recibían unos galardones otorgados por una Asociación libre, como era la prensa de Gustavo Adolfo, sin tapujos, verdadera y valiente.

Con él se va una manera de hacer periodismo. Podía escribir una columna de opinión en un minuto porque ya la tenía madurada hace meses. Construía un titular corto, resumido pero de fácil entender para el lector.

Los que tuvimos el inmenso honor de tenerle todos estos largos años como amigo y compañero sabemos que todo lo grande que era de estatura, lo medía también de buena gente. De buen y afable colega, con profundas convicciones, y muy leal, algo que ya se va llevando poco. Se va todavía joven, consciente de la enfermedad que sufría, y nos deja gestos, recuerdos, grandes momentos y jornadas vividas con alegría y buen humor. Se va y nos deja su larga figura. La de alguien al que consideraremos siempre un excelente amigo, muy buen ser humano y maestro de este bendito oficio al que llaman periodismo.