TOMAS RUFO ENTRA POR LA PUERTA GRANDE EN LA HISTORIA DEL TOREO (FOTOS)

Rafael García-Serrano

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El 27 de Septiembre de 2019 será el día más recordado en la vida de Tomás Rufo. El novillero nacido en Talavera de la Reina, aunque con sangre natal en Pepino, pueblo de enorme afición taurina, vivió por méritos propios la gloria de atravesar la Puerta Grande de la Plaza Monumental más importante del mundo. Unas Ventas casi llenas, con mucho público paisano de Rufo, para ver el primer festejo de lo que se presupone una gran Feria de Otoño en Madrid. No pudo empezar mejor.

La gran novillada de Fuente Ymbro dejó el mejor lote al pepinero. Y lo aprovechó. Triunfo arrollador del que se presentó en el caluroso verano de Julio en Madrid, que fue el mejor de las novilladas nocturnas, y que aprovechó al máximo el premio en Septiembre toreando despacio, con sabor añejo, con torería, emocionando. Una oreja en el primero y otra en el gran segundo de su lote, que podían haber sido dos. Quizá si le hubiera dado un poco más de espacio, oxígeno y tiempo en las tandas con la muleta. Pero da igual. Fue fulminante con el estoque de matar y antes lo toreó primorosamente.

Es jóven y seguirá aprendiendo para ser más grande. Para torear como se es. De aperitivo comenzó a pies juntos y la faena de su primero fue a mucho más. Tomás sabe ligar excepcionalmente por los dos pitones. Remató con una gran estocada al primero del ganadero Ricardo Gallardo, que a la postre, en el micrófono de David Casas para Movistar Toros, a parte de la contentara por sus novillos, destacó estar encantado y sorprendido por el descubrimiento de Tomás Rufo. Y es lo que se hablaba por Las Ventas. Muchos no le habían visto, ni sentido. No habían visto torear al talaverano de Pepino.

Y le vieron en el quinto de la novillada de estreno de Feria de Otoño para que todavía les encante más. Tomás salía con ganas. Con brío. Muy seguro. Y las ganas de que triunfara estaban también en los tendidos. Había expectación, y enormes emociones de los que le conocen desde chico y le han visto hacerse torero. Tuvo la suerte de que le tocara el extraordinario novillo de Fuente Ymbro. Soberbio en los naturales, toreandole por bajo descomunal, y todo despacio. Lo que es el toreo grande. Lo mandó, lo templó y le mató como si Rufo llevara en esto toda la vida. Estas son las tardes que despiertan esa emociones que tiene lo que rodea al toro. Y las lágrimas. Las de Florencio Fernández. Florito. El Niño de la Plaza. Su paisano. El que nació en la Plaza de Talavera. Tomás se fue montera en mano hasta donde estaba el gran Mayoral de Las Ventas. Ese íntimo y público rincón de Florito en el callejón madrileño por donde ha visto la vida y los toros pasar. Rufo subió al estribo, apartó educadamante, como un señor, el micrófono de David Casas porque quería que el brindis fuera íntimo, solo para los dos. Porque Florito y el abuelo de Tomás, eran también íntimos. Y Tomás quería agradecérselo y compartirlo. Y Florito lloró. Y estuvo hasta nervioso. El hombre tranquilo no quiso mirar cuando Rufo enfiló al quinto. Y lloró más. Como el mismo Tomás. Que lo hizo por la rabia contenida. Como casi toda la plaza. Emoción y gloria. Se abre la tauromaquia para Tomás. Y ojalá que la aproveche. Muletas ha tenido. Su primer apoderado, Carlos Collado El Niño de la Taurina que ha trabajado mucho y en silencio. Y una excelente cuadrilla para una tarde de oro. Rafael González. Que tanto vino a Talavera porque es de la tierra y que tanto sabe y ayuda. Fernando Sánchez, también paisano y lujo de los toreros de plata. El gran torero de las banderillas. Sergio Blasco. El talaverano que supo con inteligencia dar el paso a la torería de plata y ahora es felíz junto a Tomás. Manolo Sayago. Que me llama veterinario y no lo soy porque no entiendo. El picador de Joselito. El hombre que templa a los caballos. E Iván García, otro excepcional torero a caballo. Y su familia. Su padre, dedicado al toro de por vida.

Alicientes de una tarde para recordar. La dos vueltas al ruedo en el segundo, la salida a hombros rodeado de mucha gente que le quiere, y la merecidísima Puerta Grande de Madrid, encumbraron a un novillero, talaverano,  que se va haciendo torero. Pachasco que sea de Talavera. La de los campeones del mundo. La que inundó de genios ayer a Las Ventas. Desde el mayoral a las cuadrillas pasando por el protagonista máximo de la tarde. Qué tiene Talavera con tanta gente grande y que no despega como ciudad. Y vestido de verde olivo. Como el Pepino verde. Que le contempla orgulloso. Como ya contempla expectante a Tomas Rufo, todo el planeta taurino.

Rafael García-Serrano

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