TOMÁS RUFO, PRÍNCIPE DE SEVILLA

Jesús Olmedo | 2 de mayo de 2022.- “Los sueños se cumplen”, reza el perfil de Twiter de Tomás Rufo tras la gloriosa tarde que ha ofrecido en Sevilla. Y se cumplieron. El torero que dice que Pepino es su pueblo y Talavera su ciudad, cuajó el dos de mayo en La Maestranza de Sevilla una de las tardes más sobresalientes que se recuerdan, dándolo todo, toda la verdad que lleva dentro un torero que como comentaba Emilio Muñoz en Movistar+, es de esos misterios de esto de la fiesta que cuando parece que está apagada, resucita y brilla otra vez, gracias a figuras como Tomás, que viene a la tauromaquia a dejar su poso, un poso de torería, arte, belleza y toreo del bueno.

Tomás Rufo ha abierto la Puerta Grande del Príncipe en su debut, hecho prodigioso, tras cortar tres orejas a los toros de Victoriano del Río, uno al tercero y dos al sexto, tras el gran susto de una seria voltereta al entrar a matar, de la que se revolvió para volver a la cara  y poner firma con un estoconazo a una tarde de ensueño para el diestro toledano, que toreó recibiendo de forma fantástica con la capa al que cerraba plaza, al que le hizo las cosas bien, despacio, para entusiasmar a un publico totalmente entregado al que brindó los dos de su lote.

Quizá lo peor de la tarde, la lluvia que dejó barro en el albero, para el poco lucimiento en los tercios, y la dificultad en la lidia. Aunque grandes faenas se han hecho bajo el diluvio. Lluvia que no impidió que la Maestranza vibrara con las tandas de Rufo que se anunciaba en un gran cartel junto a El Juli que cortó una oreja y un Roca Rey sin suerte que se marchó de vacío.

Tomás se ha consagrado nada más empezar. Tiene tan claro su objetivo, mueve las manos, camina, templa, intuye al toro y lo hace tan despacio que la afición ha conectado perfectamente con la que es ya, por méritos, nueva figura del toreo. Del buen toreo que atesora y que ha demostrado ante los astados de una gran ganadería que fue aplaudida en el arrastre.

Dos de mayo de 2022, todo capicúa, porque fue en el dos de Tomás, cuando le cortó las 2 orejas. En una tarde en la que paró el tiempo, toreando muy lento, con lluvia de primavera, como el título de una bellísima composición de Bebu Silvetti, para convertirse, rodeado del aroma a azahar, en Príncipe de Sevilla.