TRAS 10 AÑOS DE SU PENOSA RESTAURACIÓN, EL ‘ECCE HOMO`ES UNA ATRACCIÓN TURÍSTICA

3 de septiembre de 2022.- El Ecce Homo, la obra que hace diez años fue restaurada de manera grotesca por una vecina de la localidad zaragozana de Borja, se ha convertido en toda esta década en una atracción turística que ha sido visitada por 300 mil personas y que está generando a la localidad ganancias por casi 450 mil euros recaudados a través de entradas, derechos de imagen y distinto merchandising.

El óleo pintado en el siglo pasado por Elías García Martínez y restaurado de forma ridícula por Cecilia Giménez Zueco, una mujer de 81 años que decidió darle un “repaso” a la pintura, se convirtió en una noticia que dio la vuelta al mundo, convirtiéndose en un fenómeno viral que dio lugar a la popularidad de la iglesia donde está emplazada la obra en cuestión, el Santuario de la Misericordia de Borja, en la provincia de Zaragoza.

Tras la innombrable restauración, se han producido diversos documentales, se han escrito canciones, publicado libros, se han basado en su restauración tesis doctorales, acondicionado un museo, un centro de interpretación y se ha compuesto hasta una ópera en clave humorística por el director americano Andrew Flack, titulada  “Behold the Man”, traducido “Observen al Hombre”, que se ha presentado en Arizona (Estados Unidos) y que se estrenará en 2023 en Las Vegas.

Este singular caso que dio la vuelta al mundo se hizo conocido cuando el boletín del Centro de Estudios Borjanos publicó fotografías que exhibían el antes y el después de esta pintura mural de García Martínez, un pintor y docente de renombre que había decorado también el techo del Teatro Principal de Zaragoza y colaborado también con el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

La pieza no era original, ya que constituía una representación de Jesús similar a una que había realizado dos siglos antes un artista italiano llamado Guido Reni y no fue plasmada con los mejores recursos, lo que generó un deterioro al cabo de un tiempo. Fue en ese momento cuando la mano de Cecilia apareció en escena, ya que prestaba su ayuda en las tareas de mantenimiento del Santuario, y con según ella “algunos conocimientos en pintura” se dispuso a realizar lo que posteriormente se ha convertido, en la peor restauración de la historia.