LA BIENAL DE MÁLAGA ENCUMBRA A LA NUEVA FIGURA DEL BAILE FLAMENCO: LA TALAVERANA TRIANA RAMOS

La noche del 3 de abril de 2019 en el Teatro Cervantes de Málaga, se quedará clavada a fuego y emoción en el diario de la talaverana Triana Ramos. Inaugurar con un espectáculo la Bienal del Arte Flamenco de Málaga, no es fácil ni difícil. Se está, o no se está. Porque sólo está reservada para grandes e imponentes espectáculos. Y Diálogo con Navegante, es y será un gran espectáculo de baile, cante y arte. Triana había elegido antes a la mejor cuadrilla en una noche de Tauromaquía. Porque La imagen de una Pasión, se hizo carne con el “toro” de Antonio Canales,  la creación del director de lidia Rubén Olmo, el cante de Juan José Amador, la banda de música hecha guitarra de Rafael Riqueni, y la inspiración de Triana Ramos. Y había más figuras, delante y detrás. Y el público. 5 minutos de pie y de aplausos, después de haber estado clavados a la butaca. Una creación escénica del nuevo director del Ballet Nacional de España Rubén Olmo Leal, que dirigió los destinos de la emoción por donde tenía que ir y bailar la niña talaverana. Porque es una niña, y muy jóven. Pero muy sabia. Y se vació. Delante de veteranos del arte, porque también fue este estreno la unión del joven talento y de la tradición veterana. Y en el ambiente, se respiraba a José Tomás, y al percance de su carrera, el que inspiró primero a un libro con letras de Vargas Llosa, y ahora a una creación artística de primer nivel que se ha convertido en la puesta de largo de una bailaora que conseguirá más retos si sigue emocionando al público como lo hizo en Málaga en una noche con Cervantes. Dicen las crónicas, y tampoco es fácil ser portada de los grandes diarios andaluces, que Triana bailó una creación contemporánea llena de contrastes y de poderosos matices, que fue un volcán de técnica y sobre todo de coraje. Esa garra que heredó de Carmen, su madre y maestra. Me cuenta alguien que no es de la familia, que estuvo de espectador privilegiado, que fue soberbia. Y me dicen los que saben, que Rafael Riqueni, guitarra muchos años de Isabel Pantoja y Rocío Jurado y considerado uno de los más grandes maestros de la historia de la guitarra flamenca, que arropó a Triana con su toque y tacto proverbial. La de Talavera, dice el diario Málaga Hoy, es maestra a pesar de su juventud. Y escriben otros periódicos de la Andalucía cuna universal del flamenco,  que hubo magia, noche, día, sangre y fiesta. Y yo digo que ese espectáculo hay que verle, pero en la tierra que la vio nacer, o a lo mejor no.  A lo mejor hay que triunfar muy fuera…para que después te lo reconozcan…muy dentro.

Jesús Olmedo